Me empecé a dar cuenta de que aquella mujer no me quería, que tenía un interés detrás de mi adopción. No me daba de comer, solo me quería para cazar ratones, la casa estaba llena de ellos. Pero yo no quería, no sabía porqué pero me negué a hacerlo. Por esa razón fue, poco a poco, dandome menos comida, para que fuera yo el que me la buscase, pero no estaba acostumbrado a eso, y no sabía cómo tenía que hacerlo.
Supongo que habiendo sido un gato casero, estaba acostumbrado a comer lo que me ponían en la bandeja. No sé muy bien lo que era, pero me gustaba. Lo que no sabía ni quería era tener que hacer aquello que querían que hiciera. Atrapar otros animales. No acababa de entender qué tenía que hacer después de cogerlos. Yo solía correr detrás de pelotas o de otros juguetes, pero después no les hacía nada. Y mucho menos me los quería comer. Eras otros animales, iguales que yo.
La mujer a veces cogía una escoba y después de intentar cazarlos, inutilmente, ella misma me, intentaba pegar porque no los cazaba.
Los ratones, como no me veían como enemigo, se fueron acercando a mí y nos fuimos haciendo amigos.
Incluso me daban parte de la 'comida' que habían encontrado por la zona. Me daban trozos de manzana, de carne, alguna lata con restos de oliva y hasta lentejas. Ellos comían de todo así que poco a poco y, casi por necesidad, me fui adaptando a su dieta.
martes, 2 de diciembre de 2008
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