Debido a que en la casa donde vivía apenas me daban cosas para comer (mi función allí era acabar con los ratones), me tuve que buscar la vida para poder comer.
Gracias a mis amigos los ratones, que siempre me traían restos de la comida que ellos encontraban, pude alimentarme.
Ellos se acercaban a una nave propiedad de una empresa dedicada a la distribución. Me hubiera gustado ir con ellos pero llamaba demasiado la atención a los guardas nocturnos.
Normalmente traían frutas, quesos, pan, galletas, leche y latas con legumbres, verduras y zumos... Creo que también se apoderaban de alguna caja con carne y pescado, aunque nunca me llegaron. Creo que era lo primero que se comían..., algo que después agradecería.
De todas maneras, gracias a ellos pude sobrevivir.
sábado, 20 de diciembre de 2008
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