sábado, 13 de febrero de 2010

La muerte y la vida

Hace unos días estábamos Leo y yo a las afueras de una ciudad, era monte y se notaba que el aire era más puro. Hacía sol, notábamos la brisa que movía las hojas de los árboles y se escuchaban el canto de las pájaros, y sin darnos cuenta nos fuimos adentrando por el bosque.

Mientras caminábamos sentímos un ruido en un pequeño agujero que había en el suelo. Nuestra curiosidad felina nos obligó a meter la pata para ver que había allí dentro. Casi sin darnos cuenta un jabalí aparecío detrás de un arbusto y se lanzó con furía sobre nosotros. Gracias a nuestra agilidad pudimos esquivarlos y salir corriendo. Pero el jabalí no tenía suficiente y se lanzó a nuestra caza. Con fortuna pudimos subirnos a un árbol y contemplarlo desde la altura. Estuvo unos segundos mirándonos desde abajo con desesperación. Al rato se tranquilizó dio media vuelta y se fue.
Vimos como se acercó al agujero y como de él aparecieron unos jabalies diminutos. Mientras iban saliendo la madre, intuyo que era ella, les ponía delante alguna cosa para comer.

De repente un gran estruendo hizo desaparecer la tranquilidad del bosque. Centenares de pájaros sobrevolaron nuestras cabezas...

...Leo se subió por la ramas ocultándose en la copa. Estaba muy asustado.
Cuando el eco del ruido fue apaciguándose miré a mi alrededor por si veía algo fuera de lo normal. Pero no, todo parecía estar en su sitio. Dirigí mi mirada hacía el jabalí. Y allí estaba...tumbado en el suelo, con un charco de sangre alrededor suyo. Tenía un agujero en medio de la cabeza. Ya no se movía. Una de sus crías, que debían estar muy asustadas, osó a sacer el hocico por el agujero, olisqueó y sacó todo el cuerpo. Se acercó al cuerpo de su madre. Y allí se quedó hasta que unos pasos se oyeron muy cerca y se volvío a meter de nuevo en el agujero.
Un par de humanos, con escopeta en mano, se acercaron al cádaver del jabalí, se miraron extrañados y se fueron casi corriendo de allí sin mirar atrás: Ves como era una hembra, le dijo uno al otro.

Otra vida había sido arrancada a la fuerza.
Y allí restó el cádaver de una madre envuelta por la tristeza de todos los jabatos.

Al día siguiente en los diarios aparecía la notícia que el gobierno había abierto el periodo de caza del jabalí para controlar el número de individuos. Esas crías perdieron a su madre porque a una persona sentada en un despachó se le ocurrió que habían demasiados jabalíes en el monte. Y lo más fácil es matarlos. Y como el acto de matar está impregnado en la naturaleza humana no faltan candidatos para hacerlo.
De nuevo la cabeza pensante del ser humano, junto con su egocentrismo y soberbia, vuelve a sembrar el mundo de cadáveres y sufrimiento.

Los humanos primeron se adueñan de tu espacio, te discriminan y te obligar a otro sitio, cuando vuelven a necesitar más espacio te vuelven a acorralar y, como ya no queda más sitio para los dos, simplemente acaban con el resto de animales.

Qué inutilidad!!

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LOS ANIMALES NO SON COSAS