Al día siguiente me volví a acercar a la fábrica, me metí otra vez por el mismo hueco. Me acerqué a ella, estaba en la misma postura, como si no se hubiera movido desde el día anterior.
Le acerqué a la boca un plato con un poco de agua y algo de comer, unas galletas.
Estuve un rato con ella, quería hacerla compañía, aunque no sé si ella se daba cuenta o si lo valoraba.
Después de estar un tiempo con ella se acercaron dos hombres por mi espalda, uno de ellos llevaba una cosa de metal en la mano, se me acercó con mucha rapidez, Creí que no venían a por mí, con lo que me escondí debajo del estomago de mi amiga
Pero el que llevaba el metal en la mano me miraba fijamente a los ojos, estaban llenos de rabia, se acercó y me apuntó con ese arma. Tenía miedo, así que me llené de valor y me lancé a por su mano, le arañé, y salté hacía la salida. Me dio tiempo a mirar hacía atras y ví como me estaba apuntando otra vez. No me iba a dar tiempo a llegar a la salida.
Y cuanto estaba apunto de suceder algo terrible vi como la vaquita, levantaba una de sus patas y le dio un golpe tremendo en la pierna. El hombre dio un gran grito y cayó en el suelo dando vueltas de dolor.
Gracias a eso pude escapar de allí.
jueves, 8 de enero de 2009
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