Para la industria espacial y experimentos militares:
Se experimenta en perros, primates, ratones… con agentes químicos y bacteriológicos, para ver la resistencia a diversas sustancias tóxicas, nocivas y mortíferas.
En otros tipos de experimentos se les suministran (en muchos casos a perros beagles) dosis de explosivos en cápsulas todos los días durante varios meses. Los síntomas suelen incluir deshidratación, emanación, anemia, ictericia, baja temperatura corporal, orina y heces descoloridas, diarrea, pérdida de apetito y de peso, aumento del tamaño del hígado, los riñones y el bazo, pérdida de la coordinación y muerte de muchos de ellos a las unas semanas (los que no mueren directamente por el experimento son asesinados posteriormente o reservados para otras pruebas).
En multitud de ocasiones, las pruebas “científicas” obligan a repetir experimentos ya comprobados anteriormente, pero de devastadores consecuencias para los implicados.Así, por ejemplo, experimentadores del Ejército de EEUU envenenaron a ratas con T-2. Tras una terrible agonía, murieron de 9 a 18 horas después de la exposición, excepto en el caso de las ratas que lo habían recibido a través de la piel, que tardaban una media de 6 días en hacerlo. Antes de la muerte los animales eran incapaces de caminar o comer, se les pudrían la piel y los intestinos, sufrían desasosiego y diarrea. Como conclusión, los investigadores informaron que sus descubrimientos eran claramente compatibles con estudios publicados anteriormente.
En el caso de pruebas militares aéreas, una vez que los monos han sido entrenados a controlar con una palanca su posición en una plataforma, son sometidos a radiaciones y agentes de guerra químicapara ver cómo éstas afectan a su capacidad para volar. Con náuseas y vomitando, debido a la dosis de radiación, se les fuerza a tratar de mantener la plataforma horizontal, y si fallan reciben frecuentes descargas eléctricas.
Experimentadores del Ejército de EEUU envenenaron a ratas con T-2, veneno que es una eficaz arma de terror que causa síntomas anormales y horrorosos. La muerte solía tener lugar entre 9 y 18 horas después de la exposición, excepto en el caso de las ratas que lo habían recibido a través de la piel, que tardaban una media de 6 días en morir. Antes de la muerte los animales eran incapaces de caminar o comer, se les pudrían la piel y los intestinos, sufrían desasosiego y diarrea. Los investigadores informaron que sus descubrimientos eran claramente compatibles con estudios publicados anteriormente.
El principal investigador de la base aérea de Brooks (EEUU), irradió en sus años en este puesto a unos 1000 monos entrenados. Declaró en una ocasión:
"Durante algunos años había tenido dudas sobre la utilidad de la información que estábamos consiguiendo. Hice algunos intentos de saber cual era el destino y el propósito de los informes técnicos que publicábamos, pero ahora reconozco mis ganas de aceptar los razonamientos de mis superiores sobre el servicio real que estaba proporcionando a la Fuerza Aérea de los EEUU. Utilicé estas aseveraciones como si fueran una venda en los ojos para no ver la realidad y me protegió de las inseguridades asociadas a la potencial pérdida de prestigio y situación económica. Un buen día la venda se cayó y me encontré en un serio enfrentamiento con el comandante de la Fuerza de Medicina Aeroespacial. Intenté mostrarle que en caso de una confrontación nuclear no es muy probable que los altos jefes operacionales fueran a consultar gráficos y cálculos basados en datos procedentes de monos rhesus para hacer estimaciones de la fuerza probable o de la capacidad de contraataque. El insistió en que la información sería inestimable y afirmó: Ellos no saben que estos datos se basan en estudios con animales".
No hay comentarios:
Publicar un comentario